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En un abrir y cerrar de ojos... ¡se ha acabado el cuatrimestre!. Todavía recuerdo hace cuatro meses cuando empezamos las clases. La verdad es que me encontraba un poquito nerviosa, ya que, como cada cuatrimestre, la profesora era nueva, y además, la asignatura se impartía en castellano, cosa que lo complicaba aún más. 

Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, me encontraba muy cómoda y contenta en estas clases, ya que al ser un grupo tan pequeño la cohesión entre nosotras ha ido a más, y la profesora también ha ayudado muchísimo ha que ésto ocurriera. El primer día, por ejemplo, realizamos dos actividades para poder conocernos un poquito más entre todas nosotras, incluida la profesora. 

Además, al ser la diversidad el tema a tratar en el modular y teniendo en cuenta que teníamos que crear una narrativa digital, creo que desde el principio lo hemos trabajado a través de actividades corporales. Por ejemplo, el segundo día, realizamos dos actividades para poder darnos cuenta de la diversidad que existe entre nosotras, y ésto me pareció muy importante, ya que para poder darnos cuenta de la diversidad en general, debemos darnos cuenta de que también la diversidad existe en nuestro entorno más cercano. 

El tercer día disfruté muchísimo trabajando. Realizar una clase de IKT en el aula de psicomotricidad para mí fue una experiencia nueva y me llevó a reflexionar muchísimo. Primero, hablamos sobre la importancia que tiene hoy en día la cultura visual, y después empezamos a trabajar en los graffitis junto a mi compañera Laura: un graffiti dibujado y un graffiti digital. Como no acabamos el trabajo en un día, el siguiente lunes lo acabamos en el aula de las nuevas tecnologías, y nos dimos cuenta de  lo diferente que puede ser una misma clase en distintas aulas... ¡qué experiencia más enriquecedora trabajar en el aula de psicomotricidad!

Gracias al taller del graffiti, he comprendido lo difícil que puede llegar a ser plasmar nuestros sentimientos en un dibujo, pero lo útil que puede llegar a ser, ya que si algún día podríamos hacer este ejercicio con nuestros alumnos, probablemente plasmarían cosas muy interesantes en los mismos. Cosas, que, seguramente, no nos hayamos dado cuenta, ya que un solo profesor no puede llegar a tantos niños. La verdad es que me ha servido para darme cuenta de que todavía, aunque pasen los años, siguen habiendo estereotipos y prejuicios en la sociedad, y qué importante es tener que romper con éstos. 

Como ya he comentado anteriormente, la implicación de la profesora ha sido genial. Sé que ha trabajado mucho para que las clases que hemos tenido fueran enriquecedoras de verdad. Tanto, que nos sorprendió con dos plantas, simulando a dos alumnos, muy diferentes entre sí, y con diferentes necesidades. Nosotras, como futuras profesoras, hemos tenido que ir ha regar cada una de ellas, midiendo la cantidad de agua que necesitaba cada una. Sin embargo, la semana siguiente nos dimos cuenta de que faltaba una de las plantas, y por eso creamos un comic para poder darle un final pedagógico. Además, Nesi nos enseñó diferentes formas de trabajar a través de unas plataformas de internet: Wikiloc y Eduloc. 

Al acabar la actividad de los graffitis, Nesi nos presentó la segunda actividad: confesiones. Nunca habría pensado que unos "simples" relatos llegaría a emocionarme tanto. He aprendido muchísimo gracias a esta actividad, y sobre todo, he aprendido el tipo de profesora que no quiero ser. Es cierto que, como ya he comentado antes, no un solo profesor puede llegar a toda la clase... pero algunos de los relatos que escuchamos me parecieron muy fuertes. Me pareció muy interesante la actividad, ya que, creo que hay ciertos relatos que ni yo, ni tampoco mis compañeras se atreverían a contar si no fuera bajo el anonimato, como lo hemos hecho aquí. Además, en clase hablamos sobre posibles soluciones que tendrían ciertos relatos, y ésto me ha sido muy útil para poder utilizarlos en un futuro cuando sea docente. Aquí podréis escuchar las confesiones que realizamos. Para finalizar, realizamos una actividad para poder reflexionar a cerca de qué tipo de profesora queríamos ser, y creo que éste ejercicio venía muy a cuento. 

A medida que avanzaba el tiempo, se aproximaba la fecha para entregar la narrativa digital, por eso, en la octava sesión empezamos a trabajarlo en clase creando un cartoboard, por ejemplo, para poder exteriorizar las ideas que teníamos en la cabeza y empezar a darle forma a la narrativa, así como en la novena sesión y en la décima, que realizamos un mapa conceptual para poder reflexionar acerca de qué queríamos representar en cada una de las escenas de la narrativa y cómo lo queríamos hacer. 

Para acabar con la asignatura, Nesi optó por un trabajo indescriptible con palabras, la cartografía. El día que presentamos las cartografías parecía... no sé cómo explicarlo... ¡no podía parar de llorar! Fue tan bonito e increíble acabar así las clases de IKT... todas nosotras al descubierto, desnudas, de alguna manera, frente a todas nuestras compañeras. Creo que si habríamos realizado el ejercicio los primeros días del cuatrimestre, sería muy diferente. Creo que el vínculo que hemos creado gracias a estas clases ha ayudado a que las cartografías hayan sido contadas con muchos más detalles, más personales. Gracias a todas mis compañeras, incluida la profesora, por haber hecho que me haya emocionado tanto. 

Así pues, como habéis podido ver, semana tras semana hemos ido trabajando la diversidad con actividades corporales y dinámicas, ejercicios que han partido de nuestras propias experiancias... Gracias a las mismas, he ido creando mi propia identidad como futura docente (y como parte de la sociedad), ya que todo lo que he aprendido ha sido de mis propias experiencias personales y con mi propio cuerpo. ¡Nunca mi aprendizaje había sido tan enriquecedor! Sólo me queda dar las gracias a todos los que habéis tomado parte en este pequeño viaje: compañeras, profesores... 

¡Gracias!